Add parallel Print Page Options

»¡Dadle alas a Moab,
para que se vaya volando!,
pues quedarán desiertas sus ciudades
hasta no hallarse en ellas morador alguno.»

10 ¡Maldito el que haga con indolencia la obra de Jehová! ¡Maldito el que retraiga de la sangre su espada!

11 Tranquilo estuvo Moab desde su juventud;
sobre sus sedimentos ha estado reposado;
no fue vaciado de vasija en vasija
ni nunca estuvo en cautiverio.
Por eso conservó su propio sabor
y no ha perdido su aroma.

Read full chapter